La vida útil de un edificio es larga a escala humana. Esto hace que las intervenciones que realicemos para su mejora y buena vejez resulten rentables en el tiempo. Los avances en el conocimiento y en la tecnología posibilitan hoy en día llevar la eficiencia energética al extremo mediante la mejora de la envolvente y el máximo aprovechamiento de las ganancias térmicas exteriores e interiores. No utilizar estos recursos que tenemos a nuestro alcance significa hipotecar los edificios a nuevas intervenciones de rehabilitación y desaprovechar la oportunidad de garantizar una larga vida a nuestros edificios en unas condiciones de habitabilidad, funcionalidad y estética óptimas.
Está probado y demostrado que es posible una rehabilitación energética de edificios mediante componentes Passivhaus consiguiéndose todos los beneficios que su aplicación conlleva: mejora de la calidad del aire interior, mejora del confort térmico y acústico, reducción drástica del consumo energético y revalorización de los edificios.
El estándar Passivhaus establece unos requisitos muy exigentes en cuanto a la limitación de la demanda de energía y la hermeticidad en la construcción. Dadas las dificultades que la rehabilitación de un edificio existente conlleva, el estándar EnerPHit, centrado en la rehabilitación, permite una cierta flexibilidad en el rigor del Passivhaus, manteniendo sus principios y requiriendo la aplicación de soluciones específicas adaptadas a las peculiaridades de los edificios a rehabilitar.
En la construcción bajo el estándar Passivhaus podemos prescindir de los sistemas convencionales de calefacción y refrigeración: una única estrategia frente al frío del invierno y al calor del verano, el cuidado de la envolvente y la ventilación controlada, permiten su óptima climatización. Esto, unido al ahorro energético y a la disminución de las emisiones, hace de los edificios pasivos una gran inversión, asequible y sostenible.